La iluminación natural no debe considerarse como una opción arquitectónica, sino que la iluminación natural y la arquitectura deben ser uno mismo.
Bajo esta conjetura, la arquitectura es un objeto para la existencia de la sombra mientras que la luz es la fuente primordial para producir una sombra.
Por lo tanto, la arquitectura se toma como una variable para configurar el valor de la luz natural.
En este trabajo se plantean las premisas para una buena iluminación y con ello se intenta explorar e investigar sobre las diferentes posibilidades que ofrece la luz para definir, configurar y moldear un espacio.
Además, se propone trabajar directamente con las cualidades de la luz con el fin de modificar y rentabilizar el uso para el que se ha propuesto un espacio concreto.
Mediante la creación de volúmenes, cortes, rellenos, huecos y perforaciones al dispositivo arquitectónico construido, se puede experimentar y moldear la luz, natural o artificial, directa o indirecta, rebotada, tamizada, suavizada, endurecida, reflejada, filtrada, coloreada, … y la incidencia sobre un espacio que pueden tener.
Los resultados fueron fotografiados para obtener una demostración empírica de cómo los espacios varían con la luz en un espacio cerrado cambiando la ubicación y la forma del agujero de entrada hasta obtener el efecto deseado.
Esta iluminación, independientemente de las cuestiones relacionadas con su belleza, debería contribuir a mejorar el uso del espacio.